Un guerrero se dirige al oeste, para ganar la mano de la mujer que ama. Ella es Mariko, la hija de la gran casa. Heredera de un antiguo y noble linaje. Él es rudo y agresivo, un labrador de origen humilde, pero su habilidad y coraje son legendarios.
Él cree que eso es suficiente para ser digno de ella; pero las puertas de su casa están cerradas, y los muros llenos de arqueros. "Vete, Gaijin", le gritan. "No eres bienvenido aquí."
Todo está en su contra. Su causa está perdida, mas el guerrero no cavila ni por un instante...
Y ataca.
La batalla es terrible.
Por fin, herido de muerte, el guerrero se arrastra hacia el patio del palacio, donde por fin observa el rostro de su amada. "¿Porqué?", le pregunta.
"Mi amor es para un hombre", ella responde, "no para una bestia con forma humana, que desconoce el honor, el deber... todas las creencias que yo más aprecio."
"No eres digno de mi... ni siquiera eres digno de vivir."
La flecha atraviesa su alma. Con un grito, se sumerge en el abismo en el que luchó por tanto tiempo...
Y aunque vive, su orgullo de guerrero, en verdad ha dejado de existir.
(Chris Claremont)
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